Mentes sin amarras es un blog que nace de la búsqueda de la creatividad y del deseo de no dejar perder aquellas ideas que tocan de vez en cuando la mente y se van debido a la falta de un lugar para quedarse. Mentes sin amarras es el lugar para cualquier idea, pensamiento o escrito que ronde por ahí en las mentes de los autores.

viernes, 3 de agosto de 2012

El porqué de contártelo todo cada día






Era de noche yacíamos desnudos, recientemente te había contado una historia fabulosa, acerca de un momento mítico en mi vida, se que exageré un poco, sin embargo tus ojos se iluminaron y me regalaste con una sonrisa, y entonces una epifanía me llevó a entenderlo todo.

Cuando los hombres eran apenas dueños de su lenguaje, las mujeres estaban encerradas protegiendo sus crías y a ellas mismas de la vida salvaje. Mientras ellos marchaban ellas miraban apasionadas desde la entrada de la cueva el mundo del que estaban ocultas, sus ojos brillaban mirando de a poco el panorama, anhelando la aventura de sus dioses, de sus amos, de sus amores. Dibujaban en los muros las proezas y lo aprendido de ellos.

Ellos, nómadas, cazadores, peleaban con fieras, buscaban alimento y en eso se resumía todo. Bueno tal vez había que librar algún peligro de vez en cuando.

En las noches entraban con sus antorchas y explicaban en lenguaje de cavernícolas la historia que habían vivido, explicando detalles inauditos, cultivando con magia los oídos de ellas, exagerando la realidad para que tuviera la suficiente sal, ellas volaban a ese mundo de caza se estremecían se emocionaban y por fin en un rincón de la caverna se dejaban amar orgullosas de sus héroes. En sus ojos brillaba el placer de sus cuerpos y el placer de lo etéreo.

Una noche cualquiera la historia que se exponía en la caverna trataba de cómo se habían caído por una cascada seguidos por una serpiente gigante, en la caída despertaron a unos cocodrilos que dormían tranquilos cerca de un pantano y que animados por el hambre corrieron en el encuentro de los cazadores cazados, armado con una lanza uno de los cavernícolas pudo herir de muerte a la serpiente y con ella calmar el hambre de los cocodrilos, como pudieron corrieron de tal peligro y únicamente cazaron un cerdo salvaje y dos conejos. Ese día habían librado un hechizo que un mago les impuso meses antes y en el que se decía que morirían en las entrañas de una serpiente gigante, pero al parecer el destino tuvo piedad de ellos y podían celebrar.

Cada noche una historia, cada historia se reflejaba en el brillo de los ojos de ellas y el tiempo pasó, y los hombres fueron cambiando de hábitos y las mujeres también.

Sin embargo hoy voy saliendo del trabajo y la oficina ha sido más fría que una plancha de una morgue, pero salí pensando en tí, llegué a casa y te conté cómo el chico tímido del trabajo enfrentó con aliento de león al jefe y le puso en su lugar. Te conté de lo desafiante que había sido hablar de un negocio con los gringos que al final terminó en éxito, que a todos en la oficina les había pasado una anécdota  en las peluquerías alguna vez. Te hablé también de la forma en que me cole en el metro apenas con 10cm^2 de espacio, de la historia de la chica que se atrevió a hablarle al muchacho que le gustaba en el metro entre la multitud, pero él era gay. Te conté todo con la magia que llevo adentro para hacer brillar en tí esos ojos que siempre me gusta mirar cuando nos estamos amando y estás desnuda a mi lado.

Tavo.

jueves, 2 de agosto de 2012

Te extraño

Cuando te marchaste y olvidaste llevarme contigo algo se me murió por dentro para siempre, Y ni siquiera las largas jornadas matándome a pajazos O teniendo sexo con extraños Me basta para sacarte de mi cabeza.

Ardiendo

Había estado incubando la idea por meses y no era que le gustara ver sufrir a las personas, simplemente estaba cansado de tanta mierda. Era conserje en un colegio privado de monjas, al que como es de esperarse, solo atendían niñas. Hacía un año, de una manera que ni él mismo podía explicarse había comenzado a odiar todo, pero sobre todo había comenzado a odiar su trabajo, era un odio que crecía y se consumía su alma desde adentro, detestaba a todos allí, desde la madre superiora hasta la maestra que ni siquiera era monja, se volvió un misógino sin remedio, no toleraba que las mujeres ocuparan un cargo más alto que el suyo. Un día miércoles se armó de valor, selló las únicas dos puertas que dan al exterior por dentro, roció con toda la gasolina que había en el cuarto útil la escuela, cortó la electricidad de todo el recinto y le prendió fuego a todo, le prendió fuego a niñas, adolescentes y monjas y cuando ya no había nada por quemar y su necesidad de hacer fuego no podía parar, se prendió fuego a sí mismo. Fin.