La señora frente a mi morirá mañana al igual que mueren los niños y demás que van en este vagón conmigo.
Recuerdo los últimos días de mi vida, un cáncer de estomago que no sé de donde salió que ya había consumido de mí lo suficiente como para que los médicos lo notarán. Desperté un día siendo un experimento, sin corazón y sin entrañas, con un sabor a nada, con una mirada de robot, con la extraña sensación que trae el no tener sensaciones, voy por la vida sin importarme nada, sin dolor, sin entender sentimientos, sin preguntas y obvio sin respuestas.
En las noches me entretengo mirando el vacío del techo o cualquier cosa, a veces han pasado semanas en las que he estado tan quieto, el silencio de estar muerto, pero dándote cuenta, tal vez hubiese sido preferible la versión natural, cuerpo casi inerte y mis ultimas seis horas después de haber sido declarado muerto, tal vez hubiera creado un cielo, o tal vez hubiese podido ir hacia la luz blanca,quien sabe podría seguir algún paraiso o dar una vuelta más por este sitio, ver como se apagaba todo mientras se recordaba lo más lindo de lo vivido revivir todos esos besos con sentimiento y embarcarme en la ilusión de los amores marchitos, seres que se han ido frente a mi mientras yo no me inmuto. Sin embargo les he dado, cual ángel de la muerte el preámbulo inicial antes de conocer lo que sigue en mi mirada, que tal vez sea esto, qué me está pasando.
Ya no hay charlas convincentes, el deterioro cerebral ha sacado factura y he venido a olvidar casi todo mi pasado, he tratado de vivir una vida por referencia, intente repetir el amor, pero siempre hubo un sexto sentido, en la medida que las personas se han ido, se ha ido desvaneciendo la referencia.
Mañana esta gente, llena de color y de vida, morirá, simplemente porque mañana no podré recordarlos.
Tavo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario