
Cierta chica había sido toda su vida, una vulva a la que le gustaban otras vulvas, desde que tenía uso de razón sabía que lo suyo no eran los hombres. De niña pedía muñecas pero no porque quisiera ser mamá, ¡no!, era porque le encantaba desvestirlas, era más bien como su forma de explorar ese mundo, practicaba con cada muñeca que tenía lo que años más tarde quería hacerle a mujeres de verdad.
Mariana había acabado de terminar con su novio, estaba vuelta mierda, pasaba las noche en vela llorando, comía chocolate, veía telenovelas, se sentía una ballena, se sentía triste, rota, loca pero sobre todo, se sentía demente, pero sobre todo, estaba vuelta mierda. Habían terminado porque su novio, el tal Eduardo había resultado ser gay.
Cierta chica estaba sola, se había dado cuenta que si sus amigas sufrían por sus novios, ella sufría por sus novias. La peor parte del embrollo era que ella, a diferencia de sus amigas, sufría por las novias que no tenía, que no conseguía, que le costaba conseguir.
Mariana recordaba una y otra vez –en cámara lenta- esas palabras cuando Eduardo le hacía semejante confesión. No sabía que le dolía más, si el hecho de que el hubiera resultado ser un "rarito" o que ella a la par se diera cuenta que era otra vagina con gusto por las vaginas.
Cierta chica ya tenía experiencia, tenía 24 y era una mujer de porte, ya había terminado su carrera universitaria y poseía todo lo que necesitaba, todo, menos amor. Era alta, siempre vestía faldas con blusas escotadas, zapatos de tacón y un tatuaje en su omoplato izquierdo de una avispa devorando un gusano, su significado cuando le preguntaban, decía: “la avispa soy yo y el gusano es el mundo”.
Mariana tenía un color de piel muy pálido, su padre era un finlandés que por azares del destino y una empresa en quiebra había terminado en el trópico. Su madre era un trigueña de ojos claros, pero a la final fueron los genes de su padre los que pesaron más y ella terminó siendo muy blanca, en el colegio siempre la llamaron la gringa.
Es curioso como obra el destino, es curiosa las marañas que envuelven la vida. No sabemos como pasa, no sabemos de que va pero así es, Dios o quien sea que los hace, los crea y ellos o ellas se unen.
Cierta chica había decidido entrar a esta página de chat por recomendación de una amiga suya, la verdad que había intentado tantas que ya no creía en ellas, pero muy dentro en su interior sentía que tal vez está podía ser diferente, por eso de que la esperanza es lo último que se pierde y entonces, había decidido intentarlo.
Mariana había tecleado en google: “conocer chicas + chat” y allí había venido a parar, una sala atestada de cientos de mujeres de aquella ciudad que compartían su misma afición: “el cine”
Una ventana emerge de la nada y comienza una conversación:
Morenita: No te conozco y no me importa, mi pretensión de momento es hablar con alguien.
Cierta chica: Mis más sinceras disculpas, de momento solo quiero escribir, nada de hablar, si te interesa con mucho gusto.
Morenita: Lo tomo, te cuento tengo veinte años pero si me preguntas cómo me siento con ello, te diría que quiero tener menos.
Cierta Chica: Dímelo a mi que ya llegó a mis treinta la próxima semana, bueno, no es verdad, estoy mintiendo, la verdad es que tengo treinta y cinco, bueno acabo de decir otra mentira, la verdad es que no quiero decir mi edad.
Morenita: ¡Ey chica!, no te preocupes, a mi ni siquiera me gusta decir mi nombre, cada día me llamo distinto, hoy por ejemplo me llamo Mariana, ¿por qué no jugamos?
Cierta Chica: ¿A qué?
Morenita: Yo te cuento cosas mias y vos me decís cosas tuyas, pero siempre las decimos de manera negativa si son afirmativas, y afirmativas cuando en realidad son negativas, ¿te parece?
Cierta Chica: c’est parfait! Comencemos por: no me gustan las mujeres.
Morenita: ¡Qué curioso!, a mi tampoco.
Cierta Chica: cuando no era niña, no me encerraba en mi cuarto y no me ponía ropa de mi hermanito.
Morenita: Soy super negra. Como del chocó.
Cierta Chica: Odio el cine, y amé sobremanera esa última película Colombiana que no está ahora en cartelera, ¿Cómo es que no se llama? ¡Ah si! El páramo, tienes que verla…. Es re-buena.
Morenita: Lo tendré presente para ir verla, créeme. ¡Ah!, Por cierto, también odio el cine, con toda mi alma.
Cierta Chica: Mi color favorito es el azul, y no me llamo Cierta Chica.
Morenita: Mi actriz favorita es Kristen Stewart, ella no es una perra y tiene tanto, tanto talento.
Cierta Chica: A mi mamá le gustan las mujeres.
Morenita: Odio los gatos.
Cierta Chica: El género del cine que más me gusta es el suspenso.
Morenita: El peor libro que me he leído recientemente se llama juegos del hambre.
Cierta Chica: No he hecho nunca una orgía.
Morenita: Una vez casi no hago parte de un trio.
Cierta Chica: Detesto el sexo fuerte.
Morenita: Cuando no veo Californication, no pienso que mi vida está inspirada en esa serie.
Cierta Chica: No eres para nada interesante, no me gustas, no quiero conocerte, no te agradezco en lo absoluto por que no eres diferente.
Morenita: Justo no estaba a punto de no decirte lo mismo. No quiero conocerte inmediatamente.
Cierta Chica: No está bien, No quiero verte hoy a las 7 de la noche en el restaurante de la main street.
Morenita: ¡tranquila! Allí no estaré, no muero de ganas de verte.
Cierta Chica: Bueno, no me tengo que ir, es que no quedé de encontrarme con alguien.
Morenita: ¡dale!, ¡Sin confianza!, ¡yo no te entiendo!
Cierta Chica: No ha sido un placer escribirme contigo.
Morenita: No digo lo mismo.
Cierta Chica: No nos vemos.
Morenita: No nos vemos.
Fin.
3 comentarios:
Interesante y creativo.
Boooooooobo, me encantó!!! me encanta que escribas de lesbianas, más si son lesbianas interesantes que les gusta el sexo fuerte y unas falda con zapatos de tacón jajajaajaja :P te adorooooooooooo! y adoro todos tus trabajos"!
jajajaja! Yo amo las lesbianas, de hecho estoy considerando cambiar mi apellido, a ver que tal suena: Travis Lesbiana, jajaj, suena a una vieja calva, super ruda que se viste muy ochentera y tiene unos martens, jaja! me encanta.
Publicar un comentario